Molinos de viento

En otras entradas, justifiqué el porqué de no añadir este blog a la red ciudadana de Cs.
Ayer me di cuenta de lo acertado de mi decisión.
No voy a reproducir aquí mi enfrentamiento con un alto cargo del partido, pero si quiero reflexionar sobre cómo algunos personajes pueden transformar su entorno con el simple aliento de su prepotencia y su ceguera narcisista.
En mi partido (porque mal que les pese a algunos es tambien mio), desde hace meses existe un debate interno por llevar a cavo.
Ese debate, o mejor dicho, esos dos debates, no acaban de salir a la luz, lo que está provocando que, siempre internamente, se produzcan tensiones, recelos y lo que es peor, se formen grupos de poder dentro de la organización del mismo.
Esos debates no son otros que la posibiidad de adelantar el congreso ordinario del partido para elegir nuevos o ratificar en su cargo a los actuales, dirijentes del partido.
El segundo debate es la fusión-integración con UPyD.
Los dos temas en cuestión tienen afiliados a favor y en contra, por lo que a mi entender, el Comité Ejecutivo y el Consejo General deberian ser muy sensibles a la serena consecución de esos debates, apoyando que se produzcan sin crispación y poniendo al servicio de sus promotores
todos los recursos del partido.
Lo contrario a eso, es lo que se está haciendo ahora.
Desde la ejecutiva, y sobre todo desde la secretaría de organización, se está marcando a fuego a todo aquel que ose decir que no le gusta el color de las cortinas del baño de la sede.
Es una especie de caza de brujas.
O estás conmigo o contra mí.
Lo triste es que no pueden entender que hay gente en este partido (mayoría, espero), que no está ni con ellos ni con nadie más que con el proyecto y con el objetivo de conseguir lo mejor para el partido.
Se creen tan importantes algunos en su silla de "alto cargo de un partido político", que creen que los demás estamos ansiosos por robársela.
Es el mismo virus que infecta a toda la clase política española.
Pero en su variante "stupidus gratuitus", ya que se puede entender que alguien aspire a una silla en un partido que te de dinero y prestigio social, pero este no es el caso, aunque estoy seguro que muchos esperan que ese dia llegue, y no se dan cuenta que con esas maneras de agarrarse a la silla, ese dia que tanto desean quizá no llegue nunca.
Mientras tanto, los que no queremos silla, nos iremos desanimando y dando por perdido el quimérico objetivo de que nuestro partido no sufra el maldito virus de la sillita.

Villamor.