domingo, 23 de noviembre de 2008

Fora rates de Catalunya


Es curioso como el nacionalismo más radical ha encontrado en parte del profesorado catalán su primera linea de
ataque.
Hace más o menos un més, en el colegio al que van mis hijos, se convocó una reunión por parte de UGT, CCOO y un tercer sindicato de siglas irrepetibles de memoria para mí, para explicarnos a padres y profesores la postura de rechazo a la LEC.
QUizá porque era a las 21h, quizá porque el cartelito en que se anunciaba estaba escondido en lo más recóndito de un abarrotado tablón de anuncios, no acudimos más de 10 personas.
En la reunión, los sindicalistas nos explicaron porqué estaban en contra del proyecto de ley, que creian que se debia cambiar, etc.
En varios momentos se nos pidió a los asistentes que nos informáramos por nosotros mismos, que no creyeramos lo
que leíamos en la prensa y que fuéramos más allá de las manipulaciones ¿os suena?.
La guinda fué, que el representante de UGT nos explicó la postura de los partidos políticos catalanes respecto a la ley:

-El tripartito apoya la ley, como es lógico.
-CiU hará alguna enmienda pero votará a favor.
-El PP está preparando una enmienda a la totalidad, aunque por causas diferentes a las que nosotros defendemos.
-Cs está como siempre, sin tener una postura clara, no harán nada.

Imaginaos la cara que puso cuando le dije que se equivocaba, que Cs se oponia a la LEC y que haria una enmienda a la totalidad. Poco menos que me dijo mentiroso y malinformado. Fué entonces cuando le dije que era el coordinador de la agrupación de Cs en la comarca y que mi información venia directamente de nuestros diputados.
Palideció. Y lo peor fué el notar que la mayoria de los que estaban allí, sufrió una crisis de identidad al constatar que un partido como Cs pensara igual que ellos en el tema de la LEC.
Les dolió y descolocó que un "facha" de Cs no solo les hablara en un catalán tan correcto o más que el suyo, sino que estuviera (su partido) haciendo mucho más que su sindicato o su AMPA por impedir que la LEC salga adelante.

Ese es el triunfo de nuestro partido. No hay mayor satisfacción para mí que hacerles dudar, hacerles ver que alguien que ellos creian "de los suyos", es realmente alguien capaz de protestar y reclamar el bilingüismo para sus hijos, aunque el idioma que usa con ellos es el catalán.

Desde la publicación del artículo en "el mundo" en el que denunciaba la descriminación en el colegio de mis hijos del castellano, he notado el desprecio de los profesores hacia mí.
Supongo que es el precio que hay que pagar por decir la verdad. Peor es el precio que pagan ellos cada vez que les hago dudar de que su "nació catalana" no es más que una cacicada de cuatro vividores que les usan como peones en su particular partida.

En definitiva, lo que les jode es darse cuenta de que somos como ellos. Ni mejores ni peores. Somos tan catalanes como ellos y lo que les jode aún más, ellos son tan españoles como nosotros.
Es facil odiar al que es diferente a tí. Lo jodido viene cuando te das cuenta de que esa diferencia no existe.

Un abrazo y ánimo, que joder no joderemos pero, ¡joder que ganas tenemos!
Villamor.




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No fue el más repetido, pero fue la culminación de todo el odio desatado: «Fora rates de Catalunya!».
Habíamos llegado a una manifestación en favor de una escuela pública y de calidad y nos encontramos con una ola de rencor y escarnio. La mañana era soleada, un día festivo y lúdico, como suelen ser las manifestaciones de educación. Antiguos conocidos se encuentran de nuevo, se saludan y rememoran.

Un grupo de jóvenes nos muestra su malestar por nuestra presencia.No entienden como gentes tan impresentables pueden apoyar esa manifestación. Les explico, pero no aceptan. Choca con sus prejuicios sobre nosotros. Aún así, son educados y tienen interés en mostrarnos su desprecio. Se cruza un profesor canoso, de unos 50 años: «Què feu aquí, fatxes?» y dirigiéndose a los jóvenes les recrimina: «Què feu parlant amb aquesta gent?»; vuelta a nosotros: «Foteu el camp de Catalunya, cabrons!». Varios compañeros a mi espalda tratan de hacerle razonar. Le miro a los ojos y le reprocho: «¿Le hemos tratado con mala educación para que nos trate de esta manera?», «Calleu fatxes, us tenim ganes!, m'enteneu?, ganes!, així que millor que calleu!». Mis compañeros se indignan. Trato de calmarles. Los jóvenes insisten en su desprecio, pero se desmarcan de la violencia del señor. Les sigo atendiendo. Parece la única conversación civilizada que hay a lo largo de la pancarta de Ciudadanos que acabamos de desplegar: «Contra la LEC. Por una enseñanza pública de calidad y contra la discriminación» (En catalán y castellano). Ante ella se ha plantado un frente de jóvenes y personas adultas con todo tipo de insultos: «Fora nazis!, fora nazis!» cantan. La ha iniciado un profesor de unos 40 años mal encarado, de más de cien kilos y aspecto desgarbado.Logra incendiar a todos los jóvenes a nuestro alrededor. Cada vez grita el estribillo con más violencia, mirándonos, escupiéndonos con los ojos, seguido por cientos de personas. Nos empujan, nos quieren expulsar de la manifestación.

No hay manera de razonar, ni de lograr que nos miren como iguales.No aceptan nuestra presencia, la encuentran intolerable; y lo peor, no es que lo digan a gritos, es que brota de sus rostros desencajados, henchidos de superioridad moral: «A la puta Espanya!, marxeu-vos!, nazis!, espanyols!». Ni un momento de duda, la percepción esperpéntica que tienen de nosotros está arraigada como la fe.¿Cómo pueden tener una imagen tan distorsionada de Ciudadanos? Todo su hostigamiento era la evidencia de un diálogo imposible: ¿Cómo es posible que culparan de querer acabar con el catalán a quienes de nosotros más se empeñaban en hacerles entrar en razón dirigiéndose a ellos en esta lengua? Un mundo al revés, quien nos trataba de nazis, se comportaba como ellos. Sin matices, sin metáforas. Como nazis. En el lenguaje, con su intransigencia, en su desprecio, con la firme convicción de comportarse como buenos patriotas.

Y aún peor, no eran unos cuantos exaltados, una excepción anómala, ni siquiera la locura inducida por un calentón o una borrachera de un grupo de tronados, ¡no!, era la atmósfera normalizada de la mayoría social que nos rodeaba. La clase media ociosa y satisfecha de haber nacido en una nación mediterránea, maltratada por la pandilla de hijos de puta que se atrevían a reivindicar derechos en su propiedad. Ya no eran las ideas sostenidas por Ciudadanos, que también, aborrecían la identidad misma que nos individualizaba como colonizadores. La misma identidad leprosa que hizo indeseables a gitanos, negros o judíos. Corten la historia por donde gusten y elijan.
Esa fobia no nace de la noche a la mañana, no explota en un momento de rabia, es fruto de una educación. Alguien ha tenido que envenenar la mente de estos jóvenes para que sean incapaces de percibirnos como somos. Los lugares comunes mentales en que se movían los hemos visto y los vemos cada día a pequeñas dosis en TV3, en periódicos comarcales, estadios de fútbol y escuelas. Incluso cuando un socialista en el Parlament se desentiende de nuestros argumentos y nos llama falangistas. Innumerables irresponsables acarrean su granito de arena. Parece que no, pero hacen montón.A eso, Félix de Azúa , lo llamó «pedagogía del odio».

Los insultos arreciaron. Los gritos eran ensordecedores: «Fora, nazis!, fora, espanyols!; Sou una merda, fora de Catalunya! Aneu-vos a Espanya!, sou polítics, no mestres, fora rates de Catalunya!...».Y de repente, el linchamiento. Un remolino de golpes y patadas nos arrebataron las banderas y las rompieron junto a una cámara, varias gafas, el intento de prender el pelo de una señora mayor la vergüenza y el dolor de algunos golpes.
Nunca vi tanto odio en la manera de escupir insultos, los ojos inyectados de ira, ni una oportunidad al diálogo; como si todos hubieran esperado ese momento para linchar a los seres más adyectos de la tierra.
Temí por mis compañeros, muchos de ellos habían llegado a nuestras ideas con el nacimiento de Ciudadanos; muchos de ellos no eran conscientes del peligro real en el que estábamos y todavía tenían agallas y dignidad para gritar «¡libertad!, ¡libertad!, ¡libertad!».El resultado sucio de insultos, amenazas y empujones y los gritos de «¡libertad! ¡libertad! ¡libertad!» me recorrieron la espina dorsal. Allí había personas con dignidad que ponían épica donde ya sólo quedaba miedo y rabia.

Ni rastro de los Mossos. Cuando llegaron, a la media hora de solicitar su presencia, el hostigamiento seguía, pero no hicieron nada. Cuando intenté persuadirles de que se estaban conculcando nuestros derechos de ciudadanos a transitar libremente por la calle sin ser hostigados, me señalaron el teléfono: «Tenemos órdenes de no intervenir si no hay una agresión». José Antonio estaba a esas horas en el hospital.

Antonio Robles.



Diputado de Ciutadans en el Parlament de Catalunya.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Desde que me conozco en política hemos estado soportando la peculiar visión del mundo que tienen los nacionalistas, sin que se haya hecho una crítica global de tal visión. Se les ha venido dando argumentos parciales: frente a su supuesto historicismo, se ha venido recogiendo testimonios históricos sobre la falsedad de sus posiciones; frente a su "originalidad" y su exclusivismo cultural se les ha opuesto la diversidad y la libertad; frente a la imposición y exclusión linguistica, se les ha opuesto el respeto y el bilinguismo. Pero faltaba una respuesta global que no sólo aunara las visiones parciales, más o menos teóricas, sino que además aportara la crítica a la plasmación política del modelo nacionalista de construcción nacional. Que llevara a la calle ese debate y diera una alternativa política. Y ese papel lo vino a cumplir Ciudadanos.

Ciudadanos es la alternativa global al nacionalismo. No a un determinado partido. Aunque muchas veces sus militantes no sea conscientes de ello, Ciudadanos viene a corregir esa visión parcial, sectaria, excluyente, que desde el tardo franquismo se impuso no sólo en la sociedad catalana, sino incluso en la visión del partidos políticos nacionales, particularmente de la izquierda.

El desarme político que en relación a la cosmovisión nacionalista se tenía, ha provocado que el nacionalismo campara por sus respetos y consolidara una posición política hegemónica y, sobre ella, levantara un aparato institucional que diera satisfacción a sus pretensiones. Pretensiones, lógicamente, siempre insatisfechas. Siempre hay un más allá para el nacinalismo.


Pero, precisamente, cuando el nacionalismo logra institucionalizarse, es el momento en que más agudas y evidentes resultan sus contradicciones a la hora de articular la sociedad a la que pretende organizar sobre sus postulados: la exclusión, la persecución, la discriminación, la pedagogia del odio, la arbitrariedad, la mentira, la imposición, la segregación,... nunca podrán articular una sociedad.

Llevamos por tanto más de cuarenta años en que esa alternativa ha brillado por su ausencia, Y sólo tres en que empazara a fraguar. Por eso, tanto tu testimonio como el de Robles, no son sino manifestaciones de esa cosmovisión que Ciudadanos ha venido a combatir. No cabía esperar otra respuesta. Tampoco cabe esperarla en el futuro. Es más, al nacionalismo le va la vida en ello. Por tanto, va a presionar más aún. Se encuentra sorprendido que a pesar de toda su ingeneria social, de todo su aparato, haya gente dispuesta a descubrir su podredumbre, su inconsistencia para articular a una sociedad. Sólo el trabajo constante, consecuente, cohesionado, global de Ciudadanos puede hacer que, al menos, el nacionalismos se piense las cosas dos veces: ya tiene oposición. En las ideas, en primer lugar; también oposición social, en la calle, en la prensa, en el parlamento. Y a más plazo, ya veremos, que dijo un ciego.


Un saludo y enhorabuena por tu blog. Ahí tienes mi contibución.

Sevillano.

Anónimo dijo...

Felicidades por el blog! ya tienes a un incindicional mas...

A la gente le cuesta cambiar la forma de ver las cosas. Estoy seguro que poco a poco, cuando las personas vayan viendo que las políticas de ciudadanos les afecta directamente, y a favor, la desacreditación nacionalista hacia nuestro partido perderá fuerza y el proyecto llegará a mas gente.

Todos los avances que se estan haciendo, se lo debemos a gente como tú Paco. NO al borreguismo!
Ánimos y suerte!!!!

Luis Folg.